El racionalismo arquitectónico corresponde a una tendencia introducida en Europa a comienzos del siglo XX, que mantiene un fuerte compromiso con las conquistas de la estética del cubismo. La experiencia de la Bauhaus (1919) es decisiva para el desarrollo de un linaje racionalista en el campo de la arquitectura. Las investigaciones formales y las tendencias constructivistas realizadas con lo máximo de ahorro en la utilización del suelo y en la construcción; la atención a las características específicas de diferentes materiales (madera, hierro, cristal, metales, etc.), la idea de que la forma artística proviene de un método o problema previamente definido, lo que conduce a la correspondencia entre forma y función. El léxico de base cubista y constructivista adoptado por los arquitectos incluye el uso sistemático de formas elementales en la composición arquitectónica, con objeto de obtener simetría, equilibrio y regularidad en el conjunto diseñado. La utilización de nuevos materiales, la estructura aparente, las cubiertas planas, la sencillez de la ornamentación, las grandes superficies encristaladas y la preocupación por el espacio interno del edificio constituyen otros puntos centrales de la llamada arquitectura racionalista.
Principios
Representación gráfica del pabellón del Rincón de Goya (1926-1928), de Fernando García Mercadal, el primer edificio racionalista de España.[1] [2]
• Esqueleto estructural del edificio en lugar de simetría axial
• Predilección por las formas geométricas simples, con criterios ortogonales
• Empleo del color y del detalle constructivo en lugar de la decoración sobrepuesta
• Concepción dinámica del espacio arquitectónico
• El uso limitado de materiales como el acero, el hormigón o el vidrio (nuevos materiales)
Entre 1925 y 1940, la orientación racionalista se difunde en toda Europa, ya por obras aisladas o por penetración de métodos constructivos nuevos, originando la formación de diversas escuelas. Esta difusión está básicamente ligada a la labor de los grandes maestros, tanto los meramente racionalistas como los pioneros de principio de siglo, que reciben encargos de todo el mundo, y que, mediante asociación o colaboración con arquitectos locales, contribuyen a expandirlo a pesar de reticencias oficiales y académicas.
Así pues se puede decir que el racionalismo arquitectónico, es la depuración de lo ya sobresaturado, dejando solamente lo esencial, lo practico y funcional para cada situación.
En la escuela francesa destaca la importante labor investigadora del arquitecto Le Corbusier, principal figura del racionalismo europeo y mundial.
viernes, 4 de junio de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)